martes, 7 de enero de 2014

La princesa Mononoke (1998)

La primera película japonesa que vi fue esta, y la verdad es que ella sería años más tarde la que me haría introducirme en el cine japonés. Pocas veces he visto tantas veces una cinta como esta, quizá porque me evoque momentos de mi infancia, pero también por la gran calidad e increíble diseño de esta.
La obra que hoy os presento está dirigida por maestro Miyazaki, de la que también fue productor y guionista. Toda ella desprende un perfume nostálgico acompasado por las melodías de Joe hisaishi, que hace en esta película uno de sus mejores trabajos como compositor.

La princesa Mononoke es un canto a la naturaleza que se rebela contra la industrialización, contra la destrucción de su propio ser.  Nos hace ver que el ser humano puede ser a veces destructivo, y que debe compenetrarse con la naturaleza para ser óptimo. Miyazaki plasma en esta obra su interés y su preocupación por la naturaleza, algo que le venía desde joven. No solo habla del peligro que se cierne sobre la naturaleza, si no que habla de la propia codicia del ser humano, que prefiere destruir todo lo que existe solo para poder ganar más. A pesar de todo ello en esta cinta no se encuentran buenos o malos, solo animales u hombres que por unas circunstancias u otras han caído en una maldad de la que se pueden recuperar.
También el machismo que impera para el autor es un tema muy recurrente, con lo que coge el asunto y le da la vuelta en el filme. También se ve como el motor de la sociedad ya no es el campesinado, que parece quedar ya atrasado, si no la industria y el proletariado. Muchos de los temas que se expresan en la película tienen que ver, claro, con la orientación marxista que tuvo el director hasta hace poco tiempo. 
El protagonista, infectado por una enfermedad que le transmite un jabalí maldito por la ira que le causa la destrucción de su hogar, deberá partir hacia el oeste en busca de una respuesta al por qué de ese dolor, de ese odio.
Encontrará por el camino a una mujer que, criada por los lobos, defiende a capa y espada el bosque de la industrialización.
Con estos ingredientes se desarrollará la película, cargada de acción e incluso un amor que se antojará imposible, un amor que afianzará al protagonista en su lucha por salvar el bosque y la naturaleza en si. Mientras, en la ciudad industrial la líder de la ciudad se prepara para dar caza al dios del bosque, que representa el alma del mundo, la naturaleza en si.

En definitiva esta película transmite muchísimas sensaciones dejando muy buen sabor de boca, ya que es una película completa, cuidada, limpia y exigente. Un maravilla del cine de todos los tiempos.

domingo, 15 de diciembre de 2013

El Viaje de Chihiro (2002) Contiene Spoilers.

Si hay una película japonesa que ha sobresalido en estos últimos años por encima del resto a nivel mundial ha sido "El Viaje de Chihiro" y puedo asegurar tras verla más de una vez que esta película es una magnífica obra de arte, la cual no solo tiene una parte visible, si no que tendrá también una parte muy importante que hay que descubrir.
La historia aparentemente infantil de una niña que se mete con sus padres en un mundo de fantasía y deberá superar muchas dificultades para recuperarlos, pero lo cierto es que bajo esa historia se pueden contar mil más. En realidad la película entera es una alegoría plena que nos podrá llevar desde la crítica al capitalismo de los 80 japonés hasta la leyenda de la diosa Izanami pasando por la evolución del alma y el cuerpo de la persona representado no solo en la protagonista, Chihiro, si no en los baños en general. Es tan brutal la cantidad de historias que se pueden sacar de esta obra de arte que es imposible que las abarque todas y mucho menos que llegue a descubrirlas por entero. Por tanto para hablar del simbolismo de esta obra recurriré a otras fuentes que me han hecho mirar la película desde más puntos de vista.

El título, "Sen to Chihiro no kamikakushi", nos habla literalmente de la misteriosa desaparición de Sen y Chihiro o lo que es lo mismo, a Chihiro (千尋) se le quita (oculta) su nombre quedando solo con la primera parte, 千(Sen), como veremos en la película. Esto es lo primero en lo que hay que fijarse cuando se va a ver la cinta, ya que en Japón (aunque en España también) se da mucha importancia al nombre propio, ya que no solo es un nombre, si no que lleva aparejado consigo una forma de ser, de actuar, de vivir. El robo del nombre presenta por tanto uno de los mayores ataques que pueden existir contra el interior de una persona.

La estructura de la película es muy compleja. La película trata superficialmente de las aventuras de esta niña llamada Chihiro, pero realmente cuenta la historia de la conquista del ser humano, de uno mismo, reflejada en Chihiro.

Me explico; mientras el pueblo a donde la familia de Chihiro llega representa la vida ordinaria la casa de baños representa a una persona en cuerpo y mente. En la parte más alta de esta casa de baños está nuestro ego, representado por Yubaba. Yubaba tiene a un bebé al que tiene muy mimado y al que da regalos de todo tipo pero, sin embargo, no le deja salir. El bebé representará nuestras emociones. Además también criticará la sobreprotección de los padres cuando tienen un solo hijo. Yubaba también vive acompañada un pájaro negro de tres cabezas las cuales van saltando y se ponen unas encima de otras. Estas cabezas simbolizan los tres estados del hombre (Hombre es neutro. Varón es macho y mujer hembra): Instinto de supervivencia (pájaro), reacciones emocionales (bebé) e inteligencia (Yubaba). Cada una se superpone a la anterior. Cuando amanece en el pueblo es cuando para nosotros anochece y cuando dormimos nuestro ego nos abandona, permitiéndonos soñar.

Los padres caen en las tentaciones de la vida ordinaria y pecan de gula (Sé que no debería hablar de pecado propiamente dicho porque es director no es cristiano pero así nos entendemos mejor todos).
Con la gula se quiere representar todos los vicios mundanos resumidos en uno que es la desviación de uno de nuestros principales instintos básicos, el comer. Es por ello que los padres se convierten en cerdos. Además en cerdos es como algunos ven a sus padres cuando le decepcionan por primera vez a su hijo. Chihiro, pura por su niñez y por tanto ajena a las tentaciones mundanas no se deja influir. El parque temático al que han ido será un ataque del director hacia la sociedad consumista en la que viven los japoneses y que se hizo patente en los años 80 hasta que el país sufrió una aguda crisis económica.

Los personajes que viven en la casa de baños son muy diferentes entre ellos y simbolizan los pensamientos y actividades mentales que realizamos todos los días para conseguir estímulos sensoriales, representados por los fantasmas que acuden al balneario. La elección del balneario no es baladí, ya que las casas de baños son sagradas para los japoneses y es en los lugares sagrados donde pueden entrar los dioses en la mitología japonesa. Así Mikayazi sacraliza los balnearios como algo inherente de su cultura.
La mayoría de los empleados son ranas, ya que al ser anfibios pueden representar para la cultura nipona la transición entre nuestros pensamientos (agua) y su materialización en forma de actividad (tierra).

Haku, cuyo significado es "Blanco" aduciendo a la pureza de su ser le ayuda a vivir a Chihiro haciendo que esta tome algo de ese nuevo mundo al que ha entrado, pero con moderación. Esto recuerda a la leyenda de la diosa Izagami, que muere y va al inframundo después de contribuir a la formación de Japón, y cuando su marido, Izanagi va a rescatarla esta la dice que ya ha comido mucho de ese nuevo mundo o realidad y que por tanto no puede volver a su realidad anterior. Eso le pasa a los padres de Chihiro, a los que la gula impide que puedan volver con facilidad a su anterior realidad.
Haku le dice a Chihiro que vaya con Kamaji para que le ofrezca un trabajo. Kamaji simbolizará el cuerpo, que trabaja duramente a las órdenes de la mente. Las bolitas monísimas que le acompañarán echando carbón serán las propias células del cuerpo, las cuales realizan un trabajo muy pesado.
 Para ascender hacia Yubaba para que esta le admita Chihiro sube acompañada por Lin, que representa el esfuerzo aunque se queje. Siempre está dispuesta a echar una mano.
Yubaba robará el nombre a Chihiro e intenta por medio de la mente que esta lo olvide, con lo que se ve que su poder, como ya hemos dicho antes, radica en su inteligencia.
 En los baños Chihiro deberá limpiar a un dios que representará lo más asqueroso de nuestros hábitos con ayuda de todo el balneario, incluido Yubaba. Este dios será un dios del río y su porquería también simbolizará la contaminación de Japón que llega a los ríos. La bicicleta será importante aquí porque nos muestra que unos de los objetos que más se tiran en Japón a los ríos son las bicis, dado que estas a diferencia que en España están matriculadas y es mucho más complicado deshacerse por tanto de una. Por tanto la purificación de este dios será también la corrección de nuestros malos hábitos.
La siguiente prueba a la que Chihiro se enfrentará será a Kaonashi, un fantasma sin cara que usa como careta una máscara tradicional japonesa. Chihiro lo invita a pasar a la casa de baños, donde todos descubren que tiene la capacidad de generar pepitas de oro. Entonces todos los empleados, incluída Yubaba se desviven por él y le dan de todo lo mejor a cambio de su oro. De repente Kaonashi empieza a volverse más grande y a devorar a algunos empleados amenazando con destruir la casa de baños. El fantasma representa nuestra codicia, nuestro egoísmo, que amenaza a la persona misma con destruirla completamente, haciendo que esta deje de ser libre para convertirse en súbdito de su propio egoísmo y avaricia. Chihiro, sin embargo, se apiada de él y no acepta su oro, por lo que el fantasma le persigue. Chihiro le da la mitad de una bola de comida que le había dado el dios del río para que salvase a sus padres. El fantasma empieza a vomitar y acaba por seguir sumiso a Chihiro es lo que presenta la sumisión de nuestro ego, apetito y codicia ante nuestro control.
Mientras la hermana de Yubaba es igual a esta en apariencia pero completamente diferente en lo que representa, ya que en vez de ego, la hermana gemela de Yubaba presenta la sabiduría que da la inteligencia.
Haku, para salvar a Chihiro y al él mismo de Yubaba roba un talismán a la hermana de Yubaba. Esta le sigue entrando en la habitación de Yubaba y convirtiendo al bebé gigante y al pájaro de la bruja en un ratón y en una mosca, simbolizando la reducción que se debe hacer con nuestras emociones infantiles y nuestra perversidad hasta convertirlos en inofensivos. Haku durante el robo resulta gravemente herido y Chihiro le consigue salvar usando la otra parte de la bola de comida mágica que le quedaba en un acto de desinterés absoluto por ella misma, actuándo por lo que los demás requieren.
Viajará entonces para devolver el talismán a la casa de la hermana de Yubaba con el ratón, la mosca y Kaonashi. La bruja les atiende con hospitalidad en una casa del bosque y Haku, recuperado, llega hasta allí para devolver a la niña al pueblo. La mosca y el ratón se quedan con la sabiduría, pues saben que esta les tratará mejor que lo que les trataba un ego que parecía mucho mejor en principio de lo que es cuando se sufre. En el camino de vuelta Chihiro descubre el verdadero nombre de Haku, siendo este el espíritu de un río en el que casi se ahoga cuando era pequeña. Aquí vemos el paralelismo que hay entre el rio como corriente contunia de la vida. Haku entonces consigue romper el maleficio. La persona es en ese momento conocedora de su naturaleza, consciente de su sabiduría en dominando sus vicios, emociones y apetitos.
Cuando llega a la casa de baños Yubaba le tiene una última prueba preparada antes de irse. La pide que vea entre los cerdos que ella tiene en un redil a sus padres. Pero los cerdos son en realidad sirvientes (pensamientos transformados), no sus padres. Chihiro dice que sus padres no están ahí y en ese momento el anhelo espiritual de la persona ha alcanzado su cenit. Ya nunca podrá podrá ser engañada por el ego. Es, por tanto, libre. Así Chihiro volverá a la entrada del pueblo donde le esperarán sus padres, que no recuerdan que el tiempo haya pasado. Ella les saluda alegremente. En el exterior parece que no ha habido ningún cambio, pero en su interiór si lo ha habido.

La película en si es una maravilla. Miyazaki ha sabido confeccionar una película enorme digna de varios oscar y no solo de uno. La música de Hisaishi da además fortaleza y solidez a la cinta, que en ningún momento decae. Es sin duda, junto a "La princesa Mononoke" la mejor película de Miyazaki.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

El Guernica

El Guernica ha sido objeto de estudio por parte de numerosos artistas e historiadores. Su estilo tan propio del pintor, uno de los máximos exponentes del cubismo, y su oda a la paz y contra una guerra terrible, como la que se desató en la España de los años treinta han hecho de este cuadro uno de los más influyentes del siglo XX.
Es muy interesante ver el significado histórico que tiene esta obra y lo que provocó en la sociedad. Las diferentes formas de ver el cuadro han creado mucha controversia, pero lo realmente importante ha sido su proyección en la historia contemporánea.



El Guernica fue un encargo del gobierno español que representaba a la república de España en la exposición internacional de 1937. Este debía ocupar un espacio de unos 10 metros de largo y sería una de las piezas clave del pabellón. Picasso con este cuadro no solo se dio a conocer, si no que su cuadro se convirtió en un hito, en una llamada a la paz que denuncia los horrores de la guerra. Si “La libertad guiando al pueblo de Delacroix fue el cuadro que más captó los anhelos de la sociedad en el siglo XIX el Guernica lo fue del XX.
El bombardeo de Guernica fue traumático para el mundo occidental, ya que aunque no fue el primer bombardeo contra civiles (Dado que en Agosto de 1936 el ejército del frente popular ya había bombardeado ciudades como Zaragoza y más tarde el ejército sublevado bombardeó Madrid y 26 días antes de Guernica, Durango) el ataque fue muy mediatizado, llegando a todos los rincones de Europa. Así, el gobierno del Frente Popular encargó a Picasso que pintase un cuadro que atrajera a quienes lo vieran a la causa del Frente Popular, intentando que los gobiernos francés e inglés interviniesen en España.

El cuadro llegaría tarde al pabellón, pero causó una honda impresión entre los visitantes. Aunque algunos estaban en contra del estilo del pintor pronto vieron que quien había pintado el Guernica había sido un gran pintor. A Europa entera le causó expectación el cuadro, que viajó hasta Noruega en barco y más tarde a Londres. No tardaría en cruzar el atlántico hacia los Estados Unidos junto con muchas otras obras suyas. El pensamiento de la época lo reconocía como uno de las máximas obras antibelicistas del mundo, y fue usado como propaganda pacifista para denunciar los horrores de la guerra. Este cuadro es enorme en su tamaño, pero también lo es en espíritu, ya que ha conseguido que muchos millones de personas se sientan atraídos por esta maravilla del arte moderno. Incluso a los que la pintura del último siglo no nos apasiona demasiado este cuadro nos evoca la maldad de la guerra y es sin duda una de las obras más influyentes de la historia. Se cuenta que en Manchester, los visitantes del museo donde estaba la obra dejaban sus zapatos al pie de esta, como una especie de ayuda simbólica al pueblo español.

En Estados Unidos no tuvo al principio un gran acogimiento y tras la guerra realizó un nuevo tour por Europa para volver más tarde al MOMA neoyorquino.

Picasso regaló este cuadro al pueblo español y aunque Franco intentó traer la obra a España en 1968 y en 1972 se le negó por no estar España en una democracia. Así, en 1982 llegaría a España en medio de un gran revuelo, y se trasladaría al casón del buen Retiro de Madrid para más tarde cambiar su localización al museo Reina Sofía. Muchas otras ciudades pidieron acogerlo, pero fue la capital la que al final tuvo esa suerte.

Desde entonces  y con la factura del tiempo, el valor de la obra no ha dejado de aumentar, y estará en todos los conflictos bélicos presentes, como en el de la Guerra de Irak, ya que una de sus numerosas copias está en el edificio de Naciones Unidas, de donde se quiso sacar.


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Still Walking (Caminando) - 2008

He de reconocer que tenía muy altas expectativas puesta en esta película, del director Hirokazu Kore-eda, y quizá sea por eso por lo que me he llevado un pequeño fiasco al ver esta película, aunque también es cierto que me dejó sosegado. Podría decir que esta es una película para ver en momentos puntuales y muy tranquilos, dado que tiene una acción prácticamente nula y es muy muy lenta. Yo, acostumbrado a nadar entre las tranquilas películas japonesas me he visto ante esta cinta impotente en algunos momentos.

La película es una oda a la vida. Nos invita a meternos en una familia japonesa; en lo que sienten, piensan, viven, todo ello enmarcado en el día en que toda la familia se junta en casa de los abuelos para conmemorar el fallecimiento de su primer hijo. El filme avanza desde la mañana en la que llegan los hijos y los nietos a casa de los abuelos hasta que se marchan al día siguiente viendo con todo detalle su vida durante ese día.
El guión es sólido, los planos no son malos, y la música aunque a veces se echa en falta no es imprescindible, pero creo que tendría que haber un mayor movimiento.

Aun así es una cinta perfecta para comprender la vida en el Japón rural, la vida normal de la gente japonesa; con sus vicios, sus virtudes, sus tradiciones,sus supersticiones, su espiritualidad y muchas otras cosas más, y es en este aspecto donde el director acierta de pleno, ya que nos muestra a una familia normal con problemas, como los de todo el mundo.
El final es ciertamente desconcertante y muestra el poder del perdón y del arrepentimiento que se va manifestando durante toda la película. La abuela no perdona al chico al que su hijo salvó la vida, aunque él muriera, y lo culpa de ello. El abuelo no perdona que su hijo mediano esté con una viuda con un niño y el hijo, aunque quiere perdonar, nunca tiene el arrojo para disculparse por haberse portado mal con su familia. Al final se muestra que la falta de perdón lleva al dolor cuando aquellas personas a las que quieres perdonar ya no están. Ese es el mensaje claro de la película. No se puede vivir con rencor, porque este te acompañará siempre.

Si me preguntan si volveré a ver esta película más adelante diré que si, porque creo que se puede  sacar mucho más jugo de esta obra si se mira como el director quiere enseñárnosla; es decir, pausadamente.


miércoles, 20 de noviembre de 2013

Despedidas (2008). El Valor de un Adiós.

"Algunos hablan de que en la antigüedad, antes de que existiera el lenguaje, las personas se comunicaban con piedras para mostrar sus sentimientos..."
Se dice que de todo lo malo siempre se puede sacar algo bueno, y la verdad es que la película "Despedidas" precisamente hace eso; del drama de la muerte, la pérdida y el llanto saca la belleza, la paz y la alegría.
Y parece increíble, y más en estos tiempos donde a la muerte se la aleja porque causa nauseas. Vivimos en un mundo donde cuanto menos veamos el cadáver de nuestro ser querido, cuanto menos nos afecte o, al menos eso creamos, el paso del tiempo y la pérdida, mejor será nuestra vida. Realmente un planteamiento bastante cobarde, sin ánimo de ofender a nadie.
"Despedidas" va, precisamente, sobre el último adiós. Un violonchelista cuya orquesta se disuelve tiene que volver a su pueblo natal (Hirano, en la prefectura de Yamagata, en el centro norte del país) con su mujer. Allí, en la casa de sus padres y recordando a una madre fallecida y a un padre que les había abandonado, comenzará una nueva vida marcada por la ausencia. Atraído por una oferta de empleo de una "agencia de viajes" acabará practicando el ritual en occidente desconocido del Nokanshi.
La muerte en occidente en el último siglo es un tema cada vez más tabú, aunque no lo parezca. Nadie lo menciona si no es imprescindible y todos pretendemos ser eternamente jóvenes. En Japón esto también ocurre, quizá más que aquí incluso, ya que la sociedad japonesa, si bien poco religiosa en general es muy supersticiosa, y el tema de la muerte causa malestar e incluso cierta repugnancia entre la población japonesa actual.
Es por eso que esta película venía a romper moldes, como así ha sido, ganando 10 premios de la academia del cine japonés y el Oscar a la mejor película extranjera de 2008.
Así el filme no deja indiferente a nadie. Muestra como el ritual del Nokanshi (Amortajamiento), práctica en retroceso en Japón desde hace ya tiempo y que se practica a un difunto de cualquier confesión religiosa, humaniza la muerte, la embellece; Cada gesto, cada momento, cada mirada hacia el ser querido que ya ha partido hacia un esperado otro mundo muestra cariño, ternura, amor, aunque también muestre el dolor y la amargura de quienes no soportan la pérdida. Daigo, el protagonista, aunque al principio no quiere trabajar de amortajador se va dando cuenta poco a poco de que ese trabajo en el fondo hace feliz a mucha gente.
La película, que es completamente oriental y por tanto ajena a nosotros (incluso en su extraño humor negro), muestra que no es posible comprender la muerte si no se comprende la vida. Los diálogos y planteamientos del protagonista son auténticas delicias que solo con calma se puede saborear.
La película en si es una poesía que deja dolido, pero tranquilo y esperanzado cuando se acaba, ya que muestra que tras toda muerte hay vida. A pesar de que el trabajo que desempeña Daigo está mal visto por todos, este no querrá ya abandonarlo, ya que ese trabajo lo hace con gusto y con orgullo. No tendrá al final nada de lo que avergonzarse, pues demuestra la belleza de lo que hace. Se muestra también el mundo rural japonés, alejado de los estereotipos que inspiran las megaurbes niponas y se conocen tradiciones fantásticas como los baños públicos japoneses, sus procesiones herederas del Japón feudal y el propio ritual funerario.
En el aspecto técnico los planos son fantásticos, algo que es complicado conseguir, y la banda sonora, del gran Joe Hisaishi, (cuya música la que me llevó a conocer esta obra maestra) crea una atmósfera única, solo alterada por los trozos de humor a la japonesa del filme, los cuales nos pueden resultar patéticos en un primer momento, pero que en el fondo son el reflejo de una sociedad viva y diferente. También algo que impresionará al espectador que vea esta película sin haber visto mucho cine japonés antes será la gran expresividad de los personajes, algo típicamente japonés.

Si me tuviera, para acabar, que quedar con alguna imagen de esta película no sabría por cual decantarme. Me decantaré por cuatro, que ilustran el mensaje quizá más importante de la película. 
La primera imagen es la de Daigo y su mujer volviendo al pueblo de sus antepasados donde vivirán.
La segunda es la de el protagonista en un puente sobre un río mirando a los salmones como ascienden río arriba mientras un anciano le dice "Quieren volver a casa".
Una piedra.
La cuarta... bueno, mejor no la digo, ya la descubrirán al final de la cinta.
Todas tienen algo en común. Como el salmón, todo necesita regresar al lugar de su nacimiento para dar sentido a su vida, una vida que si bien dará muerte, también dará vida.

martes, 12 de noviembre de 2013

La Colina De Las Amapolas (2011)

Ghibli es un estudio mágico. Yo, antiguo consumidor habitual de las películas de Disney, he aprendido dos cosas importantes con este estudio que conocí (desgraciada o afortunadamente, según se mire) ya en el final de mi adolescencia estricta, dado que creo que la adolescencia real ya no me se va a quitar en el resto de mi vida. La primera es que el Studio Ghibli me ha hecho ver que las películas de animación no tienen que ser solo para niños y que pueden contener mensajes vitales e incluso filosóficos y morales para quienes solo con el aprendizaje y la edad van pudiendo descubrirlas. La segunda es que cada película de este estudio es mágica.
La verdad es que cuando la sacaron en los cines de Japón estuve unos meses esperando a que se produjera la noticia de la pronta venida del filme a los cines de España, pero menos mal que no esperé mucho, ya que si hubiera seguido esperando aún, en 2013, no habría visto la película, así que me dispuse a verla en versión original con subtítulos.
El filme está dirigido por el hijo del genio Hayao Miyazaki, Goro, que hacía ya unos 5 años había sacado su primera película, "Cuentos de Terramar", ya cual no estuvo mal pero no fue bien acogida por la crítica y por los espectadores en general. La verdad es que la crítica fue muy dura con él debido a que es hijo de quien es. Así, esta película prometía ser un todo o nada para Goro, ya que no podía repetir su anterior trabajo porque significaría su destierro del mundo de Ghibli por los espectadores. Sin embargo supo aguantar la presión y con ayuda en producción de su padre terminó esta cinta que para mí ha supuesto un antes y un después en su corta trayectoria, algo refrendado por los enormes ingresos de la película en los cines japoneses, uno de los más altos de los últimos años.
Goro Miyazaki
El director ha creado una película muy sólida con una trama pequeña pero a la que consigue sacar casi todo su jugo, tornándose una película que si bien no es una de las grandes del estudio es una de las pequeñas perlas que se nos ofrece. Tiene grandes destellos de calidad, sobretodo en el dibujo y en los pequeños detalles, como ahora veremos.
Si algo se puede observar desde el minuto uno en una película japonesa de animación, y más aún en Ghibli, es su increíble realismo en todos los fondos de la película, algo que queda aún más patente cuando se ven las composiciones de paisajes naturales en los que se siente una cierta melancolía y ganas de correr y vivir allí. Hay que señalar la brutal diferencia entre estos paisajes de fondo y estructuras inmóviles con los personajes, los cuales son a grandes rasgos muy parecidos, tanto varones como mujeres. Muchas veces en la cultura japonesa se prima por encima de todo los rasgos internos de la persona como elemento diferenciador. Por eso en planos con mucha gente apenas veremos en ciertas ocasiones quien es el protagonista a menos que vaya bien caracterizado. Sin embargo este se distinguirá por sus actos tanto del personaje hacia dentro como hacia fuera. Hayao Miyazaki ya hizo una película basada en este hecho tan típico japonés como es la poca importancia del físico del personaje con su filme "Porco Rosso" en el que el protagonista era un cerdo aviador que había sido hechizado en un mundo de hombres o y también en su cinta "El Castillo ambulante", pero mejor dejar estos temas para otras entradas.
Con los primeros tres minutos de película el espectador se da cuenta de lo que va a ver. Una película costumbrista enmarcada en un Japón que prepara los JJOO de Tokio 64 donde cada plano da un cierto sabor a tranquilidad y a melancolía en el que yo personalmente me traslado a los días tranquilos de un pequeño pueblo. Es una película que si bien peca un poco a veces de cierto melodramatismo (Como uno de los protagonistas expresará) no carga, ya que la historia es bastante lineal y simple. Es en principio un manga para chicas, lo que motiva por otra parte esta carga melodramática, ya que está dirigida a un público más femenino que masculino.
La película es de final tranquilo y alegre y deja con muy buen sabor de boca. Tiene pequeñas dosis de humor y momentos de tristeza, y muestra a un Japón reconstruyéndose después del drama de la segunda guerra mundial; un episodio que hoy en Japón genera mucho dolor a pesar del tiempo, ya que mucha de su cultura, sus ciudades y su gente perecieron, con lo que la reconstrucción representa para ellos el renacer de su imperio y de su honor, que es un valor que hoy sigue estando muy arraigado en Japón. La rebelión para proteger el club de estudiantes actúa como representante de esa corriente que quiere defender a toda costa lo antiguo y adaptarlo a los tiempos frente a lo nuevo que quiere barrer con cualquier rastro de historia pasada y que en Japón fue brutal tras la guerra mundial.
Los personajes tienen cada uno sus problemas enmarcados en una rutina que deja fluir la historia, sin darle demasiada rapidez a una historia que no lo necesita. Las banderas que la protagonista sube cada mañana en recuerdo y espera a su padre fallecido mostrarán también lo que es el fondo de la historia, una serie de acontecimientos, que si bien son lentos, pueden cambiar la historia de un lado a otro, según el día, según el momento.
Además de los aspectos a los que he hecho referencia hay que hablar de la gran banda sonora compuesta para esta película, en su mayoría original de Satoshi Takebe y Aoi Teshima, quien con su música da un aspecto mucho más costumbrista a la cinta, ya que el piano es omnipresente y los temas recuerdan a esas canciones de los años 30 europeas que tanto gustan. Por un lado es una pena que no haya una canción típica de la cinta que recordar, aunque por otro lado quizá podemos pensar que hay varias.
Pese a tener momentos de tristeza la emoción se dará en los momentos felices. En definitiva esta es una película alegre y que acabará plasmando una pequeña sonrisa en quien la vea. Totalmente recomendable para ver y saborear cada uno de sus fotogramas.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Presentación

Hacía un par de semanas que venía dándole vueltas a hacer un blog, un blog en el que pudiera hablar de alguna de mis tantas pasiones, ya que además tenía la excusa de que en mi carrera se me había pedido hacer un soporte en internet sobre arte contemporáneo. Así que después de preguntar para unirme a algún otro grupo hace tres días me decanté por crear uno yo solo, en el que tenga que trabajar más, si, pero en el que trabaje sobre un tema que realmente me guste y me sienta atraído. Y de esta forma surgió esta página dedicada a las películas japonesas de todos los tiempos en las que desde mi pequeña ventana por la que veo el mundo pueda expresar mi concepción sobre una cultura ajena a todos nosotros como es la japonesa. Si bien tengo blogs, este es el primero como "crítico de cine", si se me puede llamar así solo por ver unas cuantas cintas y
Akira Kurosawa
comentarlas. Aun así mi objetivo no es solo comentar estas películas, si no hablar de ellas desde el punto de vista de los valores que transmiten, de las pequeñas cosas que quizá a primera vista no captamos en plenitud y que solo adentrándose en la película y sintiéndose cómodo dentro de ella podemos llegar a sentir.
Si he elegido Japón es por una parte por la sociedad tan distinta y a la vez parecida a nosotros que existe en nuestras antípodas. Es una sociedad innovadora pero tradicional, y aunque yo no he tenido la suerte de viajar a este maravilloso país, quien lo ha hecho siempre vuelve con una sonrisa en la cara. Las películas no son una excepción y en la mayoría de ellas habrá algo (entre muchas cosas las cuales ya hablaré en los próximos artículos) a lo que el consumidor occidental de cine no está muy familiarizado; por ejemplo la pausa y la lentitud. Las películas japonesas que se consumen en occidente (también hablaré de alguna de ellas) suelen tener un ritmo americano, pero el cine puramente japonés es muy diferente, y es algo que me llama mucho la atención, ya que la vida en el campo siempre ha sido uno de mis anhelos y en Japón la naturaleza está muy valorada. 
Hayao Mizayaki
Por otra parte me atrae la idea de comentar las películas por las que me empecé a introducir en el cine japonés. Cuando tenía 10 años, en el parador de Mojacar, donde yo veraneaba, había un grupo de entretenimiento para estar por las mañanas de 11 a 2. Allí y gracias al socorrista que convenció a nuestra monitora pudimos ver "La princesa Mononoke", una película que me encantó, aunque solo más tarde y bajo las gafas de la madurez pude comprenderla en todos sus aspectos. Años después me acordé de esta película y volví a verla, y entonces pensé en qué películas más habría hecho este director. Conocí entonces a Hayao Miyazaki y al Estudio Ghibli. Más tarde comencé también a ver películas de carne y hueso gracias a las bandas sonoras de un gran amigo y colaborador de Miyazaki, Joe Hisaishi (Nombre artístico) y gracias a un festival de cine con valores en el que un crítico de cine que conocí allí me invitó a ver la película "Kiseki (Milagro)" la cual comentaré. Por todo ello y por la belleza oculta que desprenden muchas de estas películas he elegido este tema y espero que os guste a vosotros también, tanto mis artículos como las películas en si. Yo me sentiría feliz. Gracias y allá voy.