El
Guernica ha sido objeto de estudio por parte de numerosos artistas e
historiadores. Su estilo tan propio del pintor, uno de los máximos exponentes
del cubismo, y su oda a la paz y contra una guerra terrible, como la que se
desató en la España de los años treinta han hecho de este cuadro uno de los más
influyentes del siglo XX.
Es muy
interesante ver el significado histórico que tiene esta obra y lo que provocó
en la sociedad. Las diferentes formas de ver el cuadro han creado mucha
controversia, pero lo realmente importante ha sido su proyección en la historia
contemporánea.
El
Guernica fue un encargo del gobierno español que representaba a la república de
España en la exposición internacional de 1937. Este debía ocupar un espacio de
unos 10 metros de largo y sería una de las piezas clave del pabellón. Picasso
con este cuadro no solo se dio a conocer, si no que su cuadro se convirtió en
un hito, en una llamada a la paz que denuncia los horrores de la guerra. Si “La
libertad guiando al pueblo de Delacroix fue el cuadro que más captó los anhelos
de la sociedad en el siglo XIX el Guernica lo fue del XX.
El
bombardeo de Guernica fue traumático para el mundo occidental, ya que aunque no
fue el primer bombardeo contra civiles (Dado que en Agosto de 1936 el ejército
del frente popular ya había bombardeado ciudades como Zaragoza y más tarde el
ejército sublevado bombardeó Madrid y 26 días antes de Guernica, Durango) el
ataque fue muy mediatizado, llegando a todos los rincones de Europa. Así, el
gobierno del Frente Popular encargó a Picasso que pintase un cuadro que
atrajera a quienes lo vieran a la causa del Frente Popular, intentando que los
gobiernos francés e inglés interviniesen en España.
El
cuadro llegaría tarde al pabellón, pero causó una honda impresión entre los
visitantes. Aunque algunos estaban en contra del estilo del pintor pronto
vieron que quien había pintado el Guernica había sido un gran pintor. A Europa
entera le causó expectación el cuadro, que viajó hasta Noruega en barco y más
tarde a Londres. No tardaría en cruzar el atlántico hacia los Estados Unidos
junto con muchas otras obras suyas. El pensamiento de la época lo reconocía
como uno de las máximas obras antibelicistas del mundo, y fue usado como
propaganda pacifista para denunciar los horrores de la guerra. Este cuadro es
enorme en su tamaño, pero también lo es en espíritu, ya que ha conseguido que
muchos millones de personas se sientan atraídos por esta maravilla del arte
moderno. Incluso a los que la pintura del último siglo no nos apasiona
demasiado este cuadro nos evoca la maldad de la guerra y es sin duda una de las
obras más influyentes de la historia. Se cuenta que en Manchester, los
visitantes del museo donde estaba la obra dejaban sus zapatos al pie de esta,
como una especie de ayuda simbólica al pueblo español.
En
Estados Unidos no tuvo al principio un gran acogimiento y tras la guerra
realizó un nuevo tour por Europa para volver más tarde al MOMA neoyorquino.
Picasso
regaló este cuadro al pueblo español y aunque Franco intentó traer la obra a
España en 1968 y en 1972 se le negó por no estar España en una democracia. Así,
en 1982 llegaría a España en medio de un gran revuelo, y se trasladaría al
casón del buen Retiro de Madrid para más tarde cambiar su localización al museo
Reina Sofía. Muchas otras ciudades pidieron acogerlo, pero fue la capital la
que al final tuvo esa suerte.
Desde
entonces y con la factura del tiempo, el
valor de la obra no ha dejado de aumentar, y estará en todos los conflictos
bélicos presentes, como en el de la Guerra de Irak, ya que una de sus numerosas copias está en el edificio de Naciones Unidas, de donde se quiso sacar.
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