miércoles, 4 de diciembre de 2013

El Guernica

El Guernica ha sido objeto de estudio por parte de numerosos artistas e historiadores. Su estilo tan propio del pintor, uno de los máximos exponentes del cubismo, y su oda a la paz y contra una guerra terrible, como la que se desató en la España de los años treinta han hecho de este cuadro uno de los más influyentes del siglo XX.
Es muy interesante ver el significado histórico que tiene esta obra y lo que provocó en la sociedad. Las diferentes formas de ver el cuadro han creado mucha controversia, pero lo realmente importante ha sido su proyección en la historia contemporánea.



El Guernica fue un encargo del gobierno español que representaba a la república de España en la exposición internacional de 1937. Este debía ocupar un espacio de unos 10 metros de largo y sería una de las piezas clave del pabellón. Picasso con este cuadro no solo se dio a conocer, si no que su cuadro se convirtió en un hito, en una llamada a la paz que denuncia los horrores de la guerra. Si “La libertad guiando al pueblo de Delacroix fue el cuadro que más captó los anhelos de la sociedad en el siglo XIX el Guernica lo fue del XX.
El bombardeo de Guernica fue traumático para el mundo occidental, ya que aunque no fue el primer bombardeo contra civiles (Dado que en Agosto de 1936 el ejército del frente popular ya había bombardeado ciudades como Zaragoza y más tarde el ejército sublevado bombardeó Madrid y 26 días antes de Guernica, Durango) el ataque fue muy mediatizado, llegando a todos los rincones de Europa. Así, el gobierno del Frente Popular encargó a Picasso que pintase un cuadro que atrajera a quienes lo vieran a la causa del Frente Popular, intentando que los gobiernos francés e inglés interviniesen en España.

El cuadro llegaría tarde al pabellón, pero causó una honda impresión entre los visitantes. Aunque algunos estaban en contra del estilo del pintor pronto vieron que quien había pintado el Guernica había sido un gran pintor. A Europa entera le causó expectación el cuadro, que viajó hasta Noruega en barco y más tarde a Londres. No tardaría en cruzar el atlántico hacia los Estados Unidos junto con muchas otras obras suyas. El pensamiento de la época lo reconocía como uno de las máximas obras antibelicistas del mundo, y fue usado como propaganda pacifista para denunciar los horrores de la guerra. Este cuadro es enorme en su tamaño, pero también lo es en espíritu, ya que ha conseguido que muchos millones de personas se sientan atraídos por esta maravilla del arte moderno. Incluso a los que la pintura del último siglo no nos apasiona demasiado este cuadro nos evoca la maldad de la guerra y es sin duda una de las obras más influyentes de la historia. Se cuenta que en Manchester, los visitantes del museo donde estaba la obra dejaban sus zapatos al pie de esta, como una especie de ayuda simbólica al pueblo español.

En Estados Unidos no tuvo al principio un gran acogimiento y tras la guerra realizó un nuevo tour por Europa para volver más tarde al MOMA neoyorquino.

Picasso regaló este cuadro al pueblo español y aunque Franco intentó traer la obra a España en 1968 y en 1972 se le negó por no estar España en una democracia. Así, en 1982 llegaría a España en medio de un gran revuelo, y se trasladaría al casón del buen Retiro de Madrid para más tarde cambiar su localización al museo Reina Sofía. Muchas otras ciudades pidieron acogerlo, pero fue la capital la que al final tuvo esa suerte.

Desde entonces  y con la factura del tiempo, el valor de la obra no ha dejado de aumentar, y estará en todos los conflictos bélicos presentes, como en el de la Guerra de Irak, ya que una de sus numerosas copias está en el edificio de Naciones Unidas, de donde se quiso sacar.


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